CATEDRAL DE SANTA MARÍA Y SAN JULIÁN, CUENCA

Situada en pleno corazón del casco antiguo de Cuenca, entre callejuelas empedradas y miradores que se asoman a la hoz del Huécar, se alza majestuosa la Catedral de Santa María y San Julián, uno de los templos góticos más singulares de España.

La historia de esta catedral comienza tras la Reconquista de Cuenca en 1177 por Alfonso VIII de Castilla. En 1183 se inicia la construcción del templo sobre una antigua mezquita árabe. El edificio es de estilo gótico, con influencias francesas traídas por la esposa de Alfonso VIII, Dª. Leonor de Inglaterra o Plantagenet, siendo la primera iglesia, junto con la de ÁVILA (enlace a nuestra publicación), de este estilo que se construía en Castilla.

La catedral fue consagrada en un primer momento por San Julián, segundo obispo de Cuenca y posteriormente lo fue de nuevo, bajo la advocación de Santa María en el año 1208, por el obispo Rodrigo Jiménez de RadaA lo largo de los siglos ha sufrido transformaciones notables. El domingo 13 de abril de 1902, cuando repicaban las campanas y después de la misa mayor, la torre del Giraldo se desmoronaba sobre el Arco de Jamete y parte del claustro, siendo la fachada reconstruida en estilo neogótico por Vicente Lampérez, dándole ese aspecto romántico y cinematográfico que hoy fascina a los visitantes.


Nada más llegar a la serenidad y belleza de la Plaza Mayor, la vista se dirige inevitablemente hacia su FACHADA blanca, esculpida con filigranas de piedra, que pretendía aprovechar y emular la original a partir de lo que quedaba tras el derrumbamiento y ahora te da la bienvenida con una mezcla de misterio y elegancia. Al caer la tarde, la piedra caliza se tiñe de dorado y rosado, ofreciendo una postal que enamora a fotógrafos y viajeros por igual.

Está dividida en dos cuerpos: en el inferior se abren tres vanos con los típicos arcos ojivales góticos y sus arquivoltas; en el segundo aparece un gran rosetón central que parece abrir el cielo conquense y encima, una galería de arcos apuntados con la figura de San Julián. La imagen de dos grandes pináculos truncados flanqueando sus paños denota que estamos ante una fachada inacabada.

Hay dos entradas alternativas para personas con movilidad reducida. Una a través de ascensor ubicado en el lateral de la catedral, edificio obispado o bien a través de puerta del archivo, ubicada en la calle Julián Romero.

Al cruzar sus puertas, te envuelve un ambiente de recogimiento. La luz tamizada entra a través de VIDRIERAS multicolores, proyectando un arco iris sobre los pilares góticos. De los vitrales de la Catedral sólo se conservan cinco vidrieras antiguas, la mayoría de ellas fueron reemplazadas en el s. XX.


Una de ellas es la hermosa vidriera del Rosetón norte situado en el Arco de Jamete y realizada en 1550 por el vidriero Giraldo de Olanda. El Rosetón representa el árbol de Jesé o genealogía de Cristo. Los otros cuatro vitrales de finales de la Edad Media se encuentran en la Capilla de los Caballeros.

De ese inicial estilo gótico se conserva la primitiva crucería de la bóveda y, sobre todo, el singular y magnífico TRIFORIO, único en España. Con ventanales moldurados y decorados con estatuas de ángeles y un óculo superior.

La planta inicial de la catedral estaba formada por tres naves; a la altura del crucero se transformaba en cinco naves y continuaba formando cinco ábsides, siguiendo las trazas del románico imperante. En el siglo XV se reformó la cabecera gótica para abrir una doble GIROLA de bellísima factura, desde donde se observa una de las perspectivas más bellas del ábside y de las bóvedas estrelladas que parecen flotar sobre el visitante. Su nueva planta quedaría formada por una planta de cruz latina, tres naves, doble girola y un profundo presbiterio.

Plano de la Catedral

La mayoría de las capillas que cubren las naves laterales fueron edificadas, en estilo gótico, entre los siglos XVI y XVIIEn el centro de la CAPILLA BAUTISMAL, la pila con forma de gran copa o vaso decorada con relieves. Rodeando su zona superior, un friso de cabezas de ángeles o querubines y bajo ellos roleos, grutescos, aves, mascarones y motivos vegetales característicos del plateresco. 

La CAPILLA DE SAN JULIÁN o del Obispo es una pequeña Capilla fundada en 1470 por el Obispo Jacobo de Veneris para uso privado y dónde se encuentra uno de los retablos dedicados al Santo Patrono.

La CAPILLA DE LOS CABALLEROS, es la más grande y relevante de la Catedral. Fue fundada en el siglo XIII por Don García Álvarez de Albornoz y su esposa Dña. Teresa de Luna padres de D. Gil Álvarez de Albornoz importante e ilustre personaje histórico. La Capilla que vemos hoy es fruto de la reforma del canónigo Don Gómez Carrillo descendiente de la familia Albornoz. La Portada renacentista que da acceso a la Capilla desde el transepto fue realizada por Antonio Flórez. La arquitectura fue ideada como si se tratase de un arco de triunfo o la portada de un templo de la Antigüedad. La puerta está flanqueada por columnas decoradas con motivos alegóricos a la muerte y la milicia. Las columnas sujetan el entablamento seguido de un tímpano con el escudo de D. Gómez Carrillo entre dos tondos con las figuras talladas de San Pedro y San Pablo. Coronando el tímpano un frontón a dos vertientes con un epigrama que nos recuerda que la Muerte puede sobre los Caballeros Victoriosos: DEVICTIS MILITIBUS MORS TRIUMPHAT

Sobre el frontón dibujado, en trampantojo y muy efectista, se abre un cortinaje que deja al descubierto la esquelética Muerte con su guadaña. El mensaje no podría quedar más explícito. 

El nombre de la Capilla hace alusión a los caballeros que descansan en ella Don García Álvarez de Albornoz y su hijo D. Alvar García de Albornoz. Sus sepulcros tallados en alabastro nos muestran a los dos caballeros yacentes vestidos con su armadura y espada. Los hermosos sepulcros destacan por su decoración alegórica. Cada sepulcro muestra el escudo familiar enmarcado en una corona vegetal sostenida por dos amorcillos. A ambos flancos aparecen panoplias talladas inspiradas en la Antigüedad.

Colocadas sobre los sepulcros e incrustadas en los muros se encuentran las dos placas en bronce que contienen las inscripciones sobre los personajes que aquí se encuentran enterrados.

En la Capilla también encontramos el sepulcro de Dña. Teresa de Luna esposa y madre de los caballeros. La lápida que cubre el enterramiento, tallada en el suelo, está realizada en pizarra negra y en ella va dibujada en bajorrelieve la figura de doña Teresa, superponiéndose en altorrelieve la cabeza y las manos que están realizadas en piedra blanca, de alabastro. Es lo único que queda de la Capilla originaria.

El Retablo Mayor de esta Capilla cuya tabla central representa la Crucifixión del Señor, fechado en el año 1526, está pintado por Fernando Yáñez de la Almedina.

Colindante a la anterior Capilla de los Caballeros se encuentra la CAPILLA MUÑOZ, fundada por el Canónigo de la Catedral Dr. Eustaquio Muñoz, que contrató la obra con el entallador renacentista Diego de Tiedra en el año 1537. La fachada de esta Capilla contiene una variadísima composición escultórica y una delicada rejería también elaborada en el siglo XVI, estando formada la misma con una puerta y una ventana o comulgatorio rodeadas de columnas y numerosas figuras esculpidas.

El interior de esta deteriorada capilla está cubierto mediante dos bóvedas compuestas de más de cincuenta casetones, en los que se encuentran talladas sobre la piedra figuras de ángeles y santos.

Llamándonos particularmente la atención, uno tocando la gaita.

Casi todos estos recintos tienen en su entrada espléndidas rejas que dan fe de la importancia de los talleres de la especialidad que hubo en Cuenca.

La parte central del templo la ocupa EL CORO renacentista, magnífica talla en madera del escultor Manuel Gassó, de quién se destacan los relieves de los santos que decoran los respaldos del piso superior y las alegorías de la Templanza y la Justicia que a los lados señalan el escudo del Obispo D. José Flórez Osorio.


La sillería nos recuerda lo importante que es el asiento como signo jerárquico. La misma denominación del templo como ecclesia Cathedralis deriva del nombre de un asiento, la cátedra o silla que ocupa el Obispo. En este caso, presidida por una imagen tallada del Salvador con la bola del mundo en sus manos. 

Del antiguo coro se conserva la escultura de la Virgen realizada en alabastro por Giraldo del Flugo y la gran reja del maestro conquense Hernando de Arenas, ambas de 1550.

Frente a él, la CAPILLA MAYOR, cuyo altar neoclásico fue diseñado por Ventura Rodríguez con la técnica del transparente, que permite ver hacia el otro lado el Arca de Plata con los restos de San Julián.

Las esculturas del retablo se deben al trabajo de Pasquale Bocciardo, quién las realiza en Génova con mármol de Carrara. Entre sus obras está el alto relieve central con el tema de la Natividad de Nuestra Señora, las dos esculturas de bulto redondo de San Joaquín y Santa Ana situadas a los flancos y en el ático en una hornacina sobre el entablamento las figuras de Dios Padre y el Espíritu Santo.  


El cierre de la Capilla Mayor lo forma una impresionante REJA, realizada por Juan Francés en el siglo XVI sin duda de las mejores que es posible encontrar en los templos españoles. En ella puede leerse en latín “UNUM EX SEPTEM” y su traducción es “Uno de los siete altares”. Señalando que es uno de los siete altares de la Catedral en los que se pueden conseguir las mismas indulgencias que se consiguen visitando y rezando en las siete Basílicas de Roma. Este privilegio fue concedido en 1849 por el Papa Pío IX a instancias del Obispo Fermín Sánchez Artesero. Los altares son: el Altar Mayor, la Capilla de Santiago, el de Nuestra Señora del Sagrario, el de la Capilla de Caballeros, el de los mártires San Fabián y San Sebastián, la Capilla de San Julián (tanto la principal como la anexa a las casas episcopales).

El TRASCORO se adorna en el centro con el Altar de San Fernando.

Entre las Capillas abiertas a la Girola destacaremos: en la CAPILLA DE SANTIAGO dos sepulcros, ambos de principios del siglo XV. El de la izquierda corresponde a un caballero de la Orden de Santiago, con la estatua yacente en su parte superior, vestido con hábito capitular y barba recogida que sujeta entre sus manos el pomo de una espada y cuyos pies reposan sobre un perro, hoy descabezado.

En su frontal y bajo unos conopiales y polilobulados arcos separados por columnas o pilastras se desarrollan cuatro escenas de duelo y de acompañamiento funeral. En la parte inferior del frontal una cenefa con decoración floral y geométrica y tres cabezas de león a modo de soporte del sepulcro.


Y a la derecha el sepulcro en alabastro y caliza del Obispo fundador de la Capilla Álvaro Martínez, en cuya estatua yacente va vestido con los ornamentos pontificales, y a sus pies igualmente un fiel perro. En este caso tan solo conserva en su frontal una capillita con dos figuras humanas, y en su parte inferior la cenefa y cabezas de león similares al otro sepulcro.

La CAPILLA HONDA, llamada así porque el nivel del suelo original se encuentra cinco metros por debajo del actual. Primera biblioteca de la Catedral en sus principios, alberga un artesonado renacentista de principios del XVI, que es una muestra de belleza y equilibrio en su factura.





Entre la Sala Capitular y la Capilla Honda se encuentra la CAPILLA DE SANTA ELENA, fundada por el canónigo de la Catedral Constantino Castillo y su arquitectura es obra de Esteban Jamete, realizada en los años 1548-1549, al igual que su retablo de nogal que se elaboró en el año 1550. La reja en cambio es una labor de Hernando de Arenas, que la concluyó en el año 1572.

A principios del siglo XVI, durante el gobierno del obispo Rafael Sansoni Riario que se desarrolló entre los años 1493 y 1518 se efectuaron las obras de la SALA CAPITULAR, y en el siguiente pontificado de la diócesis correspondiente al obispo conquense Diego Ramírez de Villaescusa entre 1518 y 1537 es cuando se elaboraron tanto la fachada de su portada renacentista de entrada con rica decoración, así como sus correspondientes puertas de madera. En el montante se representa la escena de la Adoración de los pastores, coronándose el arco con las tres Virtudes Teologales, la Fe en la parte central superior del arco y la Esperanza y Caridad en los exteriores del arco. Las imágenes representadas en las hornacinas de los intercolumnios son las cuatro Virtudes Cardinales con sus correspondientes atributos.

El interior de la Sala Capitular o de los Cabildos está formada por la sillería del Cabildo sobre la que hay unos lienzos representando a los Apóstoles, y cubriéndose la misma con un gran artesonado renacentista de madera de nogal que le sirve de techumbre.



A la girola también se abre la SACRISTÍA MAYOR, el espacio donde se revisten los sacerdotes y un auténtico museo de arte sacro con lienzos, orfebrería y piezas del siglo XVI. La parte superior de la portada está decorada con dos doseles sobre las tallas de madera policromada de San Pedro y San Pablo, y fueron añadidas a la portada a finales del s. XVI. Un recuadro enmarca un gran escudo central que corresponde al Cardenal y Obispo de Cuenca Rafael Galeote Riario, y a sus lados otros dos escudos con león rampante. Encima una decorada hornacina con otro arco de medio punto guarda una imagen de la Virgen de la Asunción.

Data de 1509 y así podemos ver cómo el escudo del obispo, anteriormente mencionado, decora las claves de la bóveda. Esta sacristía construida en estilo gótico fue transformada en el siglo XVIII por Ventura Rodríguez. Preside la Sacristía un retablo con historia peculiar, pues el primer retablo donado a la Catedral se modificó por no ser del gusto del Cabildo. El encargo fue realizado por José Martín de Aldehuela quién incorporó elementos nuevos al retablo con bastante armonía. En el retablo destaca la imagen de la Dolorosa del escultor Pedro de Mena. 

La obra más importante llevada a cabo en la Catedral en el Siglo XVII es la CAPILLA DEL SAGRARIO, fundada en 1629. Para su traza se llamó a uno de los más importantes arquitectos de la Corte, Fray Alberto de la Madre de Dios. Esta capilla, de planta de cruz latina, es fastuosa debido a la utilización para su construcción de mármoles y jaspes en toda ella.

Además luce una hermosa cúpula sobre pechinas con lucernario en el crucero pintada por el conquense Andrés de Vargas. En el programa iconográfico podemos ver sobre las pechinas cuatro escenas de la vida de la Virgen: la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento de Jesús y la Adoración de los Reyes Magos y sobre las ocho vidrieras de Dechanet, encontramos representadas las Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad, y Cardinales: Fortaleza, Templanza, Justicia y Prudencia además de la figura de la Humildad.

El Altar del Presbiterio acoge la imagen de la Virgen del Sagrario Patrona de la Catedral. Esta imagen fue entregada por el rey Alfonso VIII junto con el estandarte real. Cuentan las crónicas que el rey llevaba la talla de la Virgen a todas las batallas atada a la silla de su caballo y que cuando entró a la ciudad recién conquistada, en el lugar que ocupa hoy la Catedral  y que entonces era mezquita, mandó construir un altar donde la depositó para que pudiese recibir culto y proteger a todos los habitantes de la ciudad. La Virgen de las Batallas, que es cómo se conocía la talla, representaba a la Virgen sentada en Majestad sobre una silla con el Niño Jesús sentado sobre sus rodillas. Poco se corresponde esa imagen con la Virgen que actualmente preside la Capilla, pues en el siglo XVII y con motivo de su traslado a la nueva Capilla se convierte en una imagen vestidera,  más acorde con la sensibilidad del barroco.

Empotrados en el muro de la girola y recogidos bajo un arco superior de medio punto que correspondía al de una antigua capilla ya desaparecida, se encuentran los SEPULCROS DE LOS MONTEMAYOR, con las estatuas yacentes de Juan Alfonso de Montemayor el Viejo en la urna superior y la del Joven en la inferior. Los sepulcros quedan acogidos bajo otro arco más pequeño y rebajado. Tanto los dos sepulcros góticos tallados en alabastro, como el arco y la ornamentación que los decora fueron realizados en la segunda mitad del siglo XV. 

En la representación del cuerpo superior aparece el personaje sujetando la espada sobre su cuerpo, y en la inferior en actitud orante con sus manos unidas.

La CAPILLA VIEJA DE SAN JULIÁN o de la Reliquia, ya que aquí se trasladaron los restos de San Julián, si bien posteriormente en el año 1760, tras doscientos cuarenta y dos años, fueron trasladados a su capilla nueva. Las rejas y la fachada de esta Capilla están formadas por dos cuerpos: el superior, que es el lugar en el que se decidió en el s. XVI colocar el cuerpo de San Julián, y el inferior que se trataba originalmente de una puerta de comunicación con el Altar Mayor que en el s. XVII se dispuso tapiarla por el interior, convirtiéndola en Capilla. Esta portada queda enmarcada entre unas decorativas columnas, con pináculos y las estatuas en piedra de San Julián y la Virgen.

Y la CAPILLA NUEVA DE SAN JULIÁN o Altar del Transparente se sitúa en pleno centro de la Girola, en el trasaltar mayor. Fue realizada la obra, al unísono que el Altar Mayor, entre 1753 y 1760, según diseño del arquitecto neoclásico Ventura Rodríguez. En el espacio frontal del interior de la Capilla, el altorrelieve con el episodio de la vida de San Julián corresponde al momento en que recibe la palma de santidad de manos de la Virgen.

En la NAVE DE LA PIEDAD, además de la Capilla de Santa Catalina, se encuentran el Retablo de la Virgen de las Nieves, seguido de la CAPILLA DE SAN BARTOLOMÉ fundada en 1464 por el arcediano de Alarcón Ruy Gómez de Anaya en estilo gótico y donde fue sepultado.

Aquí vemos el GRUPO ESCULTÓRICO DE LA PIEDAD, que da nombre a la nave, obra gótica en alabastro de finales del s. XV. Está constituido por 5 figuras principales: la Virgen sentada delante de la cruz con su hijo muerto sobre sus rodillas, y en torno a ella otras tres figuras. Y además, entre los espacios que dan su encuadre a la escena principal, se distribuyen un total de 17 ángeles, algunos de ellos representados con instrumentos, motivos o figuras relacionadas con la Pasión de Cristo. En el centro del pedestal sobre el que se asienta el grupo escultórico central se encuentra grabado el escudo de los Anaya.

Le sigue la Capilla de San Juan Bautista, así como un sepulcro del siglo XV, con el bulto yacente del Arcediano de la Catedral, el gallego Gómez Ballo. Este sepulcro procede de la desaparecida capilla de San Miguel, arruinada en su totalidad al caer la torre de campanas en 1902. En el sepulcro podemos ver la figura yacente del finado, realizado en alabastro. En las enjutas del arcosolio y en el propio sepulcro se puede ver el escudo del arcediano: una torre almenada con bordaduras de veneras.

Como dato anecdótico podemos indicar que en la figura del paje que se encuentra a los pies del difunto, su cabeza fue sustituida por una de mármol de origen romano.

Junto al bloque central del edificio está el CLAUSTRO recién restaurado, al cual se accede por el ARCO DE JAMETE, realizado por Esteban Jamete entre 1545 y 1550. Esta es sin duda una de las obras maestras del renacimiento español y uno de los mejores elementos arquitectónicos de la catedral. El programa iconográfico es riquísimo.

El CLAUSTRO, silencioso, luminoso y con una artística fuente en el centro, invita al descanso y a la contemplación.


El arco central de la banda donde se abre la entrada a la CAPILLA DEL ESPÍRITU SANTO, es la única de las cuatro del Claustro cuyas metopas llevan adorno, no portando las restantes decoración alguna. 

Existió un primitivo claustro gótico de finales del siglo XII o principios del XIII. En el siglo XVI el obispo Quiroga mandó al arquitecto renacentista Juan de Herrera que realizase las trazas de un nuevo claustro (1575 o 1576),​ en las que intervinieron autores como Andrés de VandelviraJuan Andrea Rodi y García de Alvarado. En el siglo XVIII se reformó por parte del maestro de obras de la Catedral, José Martín de Aldehuela.


Dentro del claustro se encuentra el reloj del siglo XVI (1535 aproximadamente) que cuenta con fase lunar, calendario juliano y un mecanismo que hacía sonar cinco campanas.

Además, en las dependencias aledañas al claustro se nos muestra una maqueta del proyecto original de la fachada de Vicente Lampérez, y muchos de los yesos que dieron lugar a gran parte de los elementos decorativos que se tallaron en piedra y colocados en la fachada.












El MUSEO DIOCESANO, anexo a la catedral, guarda piezas únicas como la custodia procesional de Enrique de Arfe, orfebre del Renacimiento español, y manuscritos medievales de enorme valor.

Visitar la Catedral de Santa María y San Julián no es solo admirar un edificio, es viajar en el tiempo, sentir la fuerza espiritual y artística de una ciudad que ha sabido conservar su alma. Cada rincón te susurra historias de fe, arte y piedra, y al salir, el eco de sus campanas te acompañará por las estrechas calles conquenses.

2003

TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN, HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:

https://visitacuenca.es/es/content/descubre-el-legado-de-la-iglesia/catedral-de-santa-maria-y-san-julian

https://cultura.castillalamancha.es/patrimonio/catalogo-patrimonio-cultural/catedral-de-cuenca

https://www.turismocastillalamancha.es/patrimonio/catedral-de-santa-maria-la-mayor-o-de-nuestra-senora-de-gracia-28964/descripcion/

https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Santa_Mar%C3%ADa_y_San_Juli%C3%A1n_(Cuenca)

https://www.catedralcuenca.es/assets/docs/actividades/materiales-educativos/dossier-para-profesor.pdf

https://www.jdiezarnal.com/catedraldecuenca.html

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