VILLANUEVA DE LOS INFANTES, CIUDAD REAL

"En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme", pero nos evoca a otro encantador pueblo en mi amada tierra gallega, descubrimos una fascinante villa que aún abraza la estructura urbana del Siglo de Oro español. Sus calles son el testimonio vivo por donde transitaron ilustres personajes como Miguel de Cervantes, quien hizo que su inmortal Don Quijote también dejara huella en estas tierras; Lope de Vega, quien escribió: 'Llámese Villanueva de las Musas / y no de los Infantes Villanueva'; o Francisco de Quevedo, quien aquí halló su último refugio, en una celda de un convento, donde dio vida a sus postreros versos. 

Este lugar es más que una villa, es un viaje en el tiempo, un lienzo que respira la grandeza de la literatura y la historia que aún palpita en sus calles empedradas. Es por ello que está catalogado como uno de Los Pueblos Más Bonitos de Españadeclarada monumento histórico-artístico, y es Conjunto Histórico Nacional, pues se trata de una villa monumental en sí misma. Por ello, hasta aquí llegamos nosotros para conocerla, comenzando nuestro encantador paseo, accesible a personas con movilidad reducida, en la idílica Plaza de San Juan, donde aparcamos nuestro vehículo, adentrarnos en la belleza que esta ciudad tiene para ofrecer.


En esta plaza nos da la bienvenida la imponente estatua de Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas, un ilustre nacido en el Madrid de 1850. A pesar de haber nacido con limitaciones físicas; cojo, con ambos pies deformes y una severa miopía, pasó su infancia en Palacio porque sus padres trabajaban al servicio de la familia real. Marchó a Sicilia como Consejero del Duque de Osuna, pero caído éste en desgracia, Quevedo es encarcelado hasta que Felipe IV le liberó.  

En la Plaza de San Juan, apreciamos  el convento de Santo Domingo, lugar donde falleció el literato en 1645. La forma exterior del edificio es simple, con los muros de sillería fina de piedra arenisca. Solo destaca la portada principal del lado del evangelio, que da a la plaza de San Juan, que, a su vez, es un sencillo arco de medio punto enmarcado por columnas jónicas sobre pedestales, con una hornacina con la imagen de Santo DomingoEn la esquina con la calle Frailes se sitúa una segunda puerta, a los pies del templo. Es de un simple arco de medio punto sin ninguna decoración. Con una pequeña espadaña lateral que sostiene una ligera campana.

Nos adentramos en la pintoresca calle Cervantes, a la que asoma un rico patrimonio, pues en Villanueva de los infantes podemos ver más de 250 escudos en las fachadas de su edificaciones, un fiel reflejo del barroco y renacimiento manchego.

Pronto se nos aparece la fachada del antiguo Convento de la Encarnación,  un remanente del convento de monjas dominicas fundado en 1598. 


Destaca su fachada-retablo en la calle Cervantes, adornada con un altorrelieve de la Anunciación, así como su impresionante pórtico en la calle Monjas y Honda .



En la actualidad, este edificio se ha convertido en un auditorio adaptado para diversas actividades culturales. Su fachada exhibe orgullosamente una serie de placas conmemorativas que hacen alusión al estudio dirigido por Francisco Parra Luna, el cual determinó que el "Lugar de la Mancha" descrito en el Quijote de Cervantes se refería a Villanueva de los Infantes. 

Llegamos luego a la oficina de turismo, donde se exhibe la placa que indica su condición en la lista de los PUEBLOS MAS BONITOS DE ESPAÑA

Y donde además de informarnos sobre lo que visitar, nos retratamos como los hidalgos más célebres de Villanueva, aunque sea por un día.


Pasamos junto al Palacio del Marqués de Melgarejo. Palacio privado por lo que solo se puede visitar en contadas ocasiones. Su portada de estilo Clasista se encuentra en perfecto estado de conservación. A ambos lados del balcón se encuentran los escudos de la familia Baillo, en el lado izquierdo y el de la familia Melgarejo en el lado derecho. 

Y justo enfrente vemos la Casa Cuartelde la Orden de Santiagomagnífica edificación de estilo barroco, edificada en el siglo XVIII, que se abre al exterior con una portada adintelada y almohadillada. En la parte superior de la bella fachada rojiza del edificio podemos observar el escudo de la Orden de Santiago, con una inscripción que atestigua que fue la sede de la Orden "Casa del Insigne e Real Convento de Uclés Cabeza del Orden de Santiago...año 1749".


Al cruzar la calle Jacinto Benavente, haciendo esquina a la izquierda, nos toparemos con la Casa del Caballero del Verde Gabán.  Según la tradición perteneció a D. Diego de Miranda, Caballero del Verde Gabán, y aparece descrita por Cervantes en el capítulo XVIII de la segunda parte de El Quijote. En el siglo XVI perteneció a los Jesuitas, que lo relatan con la cruz de la orden sobre el dintel de su portón.



Unos pasos mas adelante se alza el Palacio del Marqués de Camacho, con portada  de dos cuerpos y escudo de los Bustos en el friso. 

Ya casi al final de esta calle Cervantes descubrimos “La Morada de Juan Vargas” hoy Hotel Boutique. Es una antigua casa del s. XVI, construida entre 1.485 y 1.510 por Juan de Vargas, un caballero de cuantía, originario de La Moraleja, pequeña población que tomó el nombre de Villanueva de los Infantes al iniciar su prosperidad en el siglo XV, motivado por el impulso del gran maestre de Santiago, Rodrigo Manrique, padre de Jorge Manrique.


Nos asomamos ahora a la Plaza Mayor, considerada una de las plazas mayores más bonitas de Castilla-La Mancha. Construida a principios del XVII en estilo neoclásico, tiene planta trapezoidal y constituye un elemento clave del diseño urbano donde se instalaron las principales instituciones políticas y religiosas.

Al sur, existen dos edificios simétricos separados por la mencionada Calle Cervantes, que ofrecen la particularidad de ostentar balcones corridos de madera a lo largo de toda la fachada. Los del primer piso tienen sólo barandilla, y los del segundo llevan de trecho en trecho pies derechos de madera, con zapatas labradas para sostener el alero. En los otros dos lados una sucesión de arcos de medio punto. 

Uno de ellos es el Ayuntamiento y los Juzgados. Alzado en tres cuerpos, el inferior con arquerías de medio punto; el siguiente con balcones con frontón triangular, que en el Ayuntamiento se transforma en logia de medio punto sobre medias columnas jónicas.

La balconada servía para que las autoridades pudieran presenciar los festejos celebrados en la plaza, y en su fachada, destaca el escudo que le dio el Maestre de la Orden de Santiago Don Enrique de Aragón a la Villa. De ahí el nombre de 'Villa' porque el Maestre en 1421 le concedió la Carta Puebla, 'Documento Fundacional', al ser un nuevo asentamiento. Y de los 'Infantes' en honor al Maestre Don Enrique y sus hermanos.

En los soportales del ayuntamiento existe una nueva placa  que reitera su pertenencia a los pueblos más bonitos de España, y sobre ella un distintivo de su empaque como Conjunto Histórico Artístico. 

Al norte, la Iglesia de San Andrés y la Casa Rectoral, lo que supone la presencia religiosa en el ámbito civil. Se asoma a la plaza con su impresionante fachada de estilo clasicista, con un profundo arco de medio punto que cobija la imagen de San Andrés y el escudo de los Austrias, debida a Francisco Cano. Resaltamos la torre de estilo herreriano, de 1683, atribuida a Ruíz de Hurtado; la torre del reloj y una estatua de Santo Tomas de Villanueva, hijo y patrono de esta ciudad presidiendo la entrada.

Otro de los atractivos de la plaza, es la colocación de cuatro esculturas en bronce a tamaño natural de El Quijote, Sancho y el caballo y el asno, obra del escultor local Juan Antonio Giraldo. 

Como  el templo estaba cerrado, aprovechamos para seguir la visita por la Villa, y nuestra siguiente parada sería  la Casa de Rueda, que conserva la fachada del siglo XIX de carácter historicista.

Tiene un precioso patio interior, conservando la estructura de la fuente original y en el fuste de una de las columnas se lee la fecha 1863.

En la planta alta se ubica el Centro de Interpretación de Villanueva de los Infantes (CIVI), que reúne las piezas arqueológicas donadas por vecinos de la localidad, así como todas aquellas encontradas en los yacimientos arqueológicos de Villanueva de los Infantes.

Aquí es el momento de  conocer un poquito de su historia, señalando que en el término municipal hay numerosos testimonios de poblamiento ibérico oretano, romano alto imperial y tardo romano. No obstante, en el emplazamiento de la misma localidad no hay testimonios de ningún dato arqueológico con una cronología anterior a la Edad Media.

Con un relevante papel estratégico y militar en la Guerra de la Independencia, estuvo bajo dominio francés desde el 1 de enero de 1810, aunque este dominio duró menos de dos años. Tras ser recuperada, en ella se instaló la Junta Superior de La Mancha.

Figuras como Santo Tomás de Villanueva, el humanista Bartolomé Jiménez Patón, el artista Francisco Cano o grandes iconos culturales como QuevedoCervantes y Lope de Vega convirtieron la villa en un importante foco cultural y espiritual.

Ahora nos dirigimos, cruzando la Plaza Mayor, hacia otro de los distinguidos edificios civiles, la imponente La Alhóndiga, cuyo exterior se conforma con dos portadas adinteladas con pilastras dóricas de sillares almohadillados. Sobre el dintel encontramos el escudo heráldico de la ciudad y en la parte superior vanos enrejados con jambas y dintel almohadillado y una gran concha alusiva a la Orden de Santiago.

Se construyó como pósito (almacén de trigo) y casa de contratación que canalizaba la intensa actividad comercial desde mediados del siglo XVI, hasta que en 1719 se transformó en la cárcel del partido, siendo rey Felipe V.

Resulta curioso el gran número de grabados realizados por los presos sobre la piedra en pareces y columnas.


El patio es rectangular, y se encuentra abierto con dos y tres vanos de medio punto sobre gruesos pilares cilíndricos con capiteles toscanos. En la actualidad alberga la Casa de Cultura y Biblioteca Municipal, y su patio acoge todo tipo de eventos, como exposiciones, conferencias y espectáculos.

Saliendo de esta, vemos la portada principal de la Iglesia Parroquial de San Andrés, que rodearemos para ver también la portada norte, ambas platerescas y realizadas por Francisco Luna, suegro de Andrés de Vandelvira.


Junto a esta última vemos el Hospital de Santiago, edificio del siglo XVII de sencilla fachada con los escudos de la ciudad. Su origen es medieval ya que aparece mencionado en las Relaciones Topográficas de Felipe II, como lugar cedido por Juan Pérez Canuto “donde viven personas pobres, se curan los enfermos y sirve de refugio para caminantes”. Fue reconstruido por la Orden Santiago en 1631-1636 como atestiguan las inscripciones de la fachada, pues fue reconstruido por la Orden de Santiago.

Englobada desde el S. XVII (1639) dentro de la estructura de este hospital,  se encuentra la Iglesia del Remedio, que ya existía en 1500, levantada por la Cofradía de Pastores. 

Nuestro paseo nos conduce hacia la atractiva Calle Juan Carlos I, una encantadora vía peatonal salpicada de joyas arquitectónicas y donde cada paso se convierte en un viaje cautivador a través de la elegancia de épocas pasadas.


Pasamos junto al Palacio de los Ballesteros, del segundo tercio del siglo XVI. Perteneció a la familia Ballesteros según atestigua la heráldica de la fachada. En el resto de la fachada destaca la tercera altura, que es una galería abierta de arcos entre pilastras toscanas realizada en ladrillo, con influencias de Vandelvira y el escudo esquinado.

La amplia puerta mantiene los llamadores elevados debido a que en esa época se utilizaban desde los caballos.

A pocos pasos se encuentra el Palacio de Don Manolito, llamado así en recuerdo de un propietario reciente, perteneció a D. Fernando de Ballesteros Saavedra, Gobernador del Campo de Montiel y alcalde de esta villa, casa troncal de los Ballesteros del siglo XVI. Tiene una fachada con fuertes reminiscencias clásicas. A ambos lados de la puerta y sostenidos por héroes de la antigüedad (probablemente Teseo y Hércules), encontramos las armas de los Ballesteros y las de los Muñoz, apellido de su mujer; así como dos tondos con bustos clásicos.

Destaca en el interior el patio de grandes dimensiones con columnas jónicas y zapatas invertidas. Las galerías se cubren con vigas de madera y bovedillas de mampostería. Se conserva el pequeño oratorio cubierto por una bóveda policromada, en la galería superior.

En la actualidad es un Centro de Día, albergando también una exposición permanente de autores comarcales.


Al final de la calle, nos llama la atención una vivienda de 1829 en cuyo dintel aparece una cruz tutelada por dos rosetas.

Y así llegamos a la Plaza de la Fuente Vieja, con la iglesia del convento dedicada al Corpus Christi, fundada en 1521, es más antigua de Villanueva de los Infantes. En sus inmediaciones se suelen celebrar diversos actos y jornadas en las que destaca el curioso "Día del pimiento" más conocido como el "Día del pisto" ya que se prepara este estupendo plato manchego en homenaje a esta preciada verdura.

Reflexionando sobre la posibilidad de cambiar de montura, decidimos proseguir con nuestro fascinante recorrido volviendo hacia la Plaza Mayor, porque se acercaba la hora de apertura de la Iglesia.

Pero antes nos detuvimos en el cruce de las calles Jacinto Benavente con Don Tomas el Medico, donde descubrimos la Casa de la Pirra, en la que destaca el balcón-púlpito corrido haciendo esquina, que imita el balcón donde se proclamaban las gestas al venir de las cruzadas. Aunque no se sabe con certeza de dónde proviene su nombre, se cree que "la Pirra" pudo ser una antigua propietaria.

Y en la esquina opuesta Casa Solar de los Portillo, cuya parte derecha, la que vemos en la foto, pasó a la familia Bustos. Su fachada de dos cuerpos se eleva en la esquina en forma de torrecilla en sillería, adornándose con heráldica en el ángulo. 

Llegó el momento esperado para la visita a la imponente Iglesia de San Andrés, que debemos realizar por la anteriormente mencionada portada norte, la única accesible a personas con movilidad reducida.

Vídeo Los Pilares del Tiempo "La Mancha: Tras los pasos del Quijote" (desde el minuto 2:21 al 12:22, hablan de esta iglesia y del Palacio de Don Jeromito) 

El templo de estilo manierista, fue construido en el siglo XVI, sobre la antigua ermita de La Moraleja. En el interior se aprecia una síntesis de estilos artísticos. Es un proyecto gótico de una sola nave, dividida en tramos cubiertos por bóvedas de crucería.

Entre los espacios laterales destaca la Capilla Bautismal situada a la derecha del primer tramo, coincidiendo el espacio con la base de la torre. 

A la derecha del tercer tramo se abre la Capilla de los Caballeros de la Orden de Santiago (1593) cubierta con una bóveda esquifada. Su portada está muy deteriorada, distinguiéndose dos putti policromados sosteniendo la heráldica de la Orden de Santiago.

En la parte izquierda del mismo tramo se abre una capilla cubierta con bóveda de estrella gótica, que era la Capilla funeraria de los BustosEn su interior se conserva una hornacina gótica que alberga una imagen de Dolorosa y un lienzo con el Entierro de Cristo.

En su cripta estuvo enterrado durante 150 años el escritor Francisco de Quevedo. Tras distintos avatares de sus restos y una vez identificados por la Escuela Legal de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid han sido depositados de nuevo en el lugar de su primer enterramiento, en mayo de 2007. Los huesos pertenecientes a Francisco de Quevedo, dos fémures, una clavícula, un húmero y seis vértebras, fueron recuperados de entre centenares de restos de hasta 167 sujetos, que yacían en la cripta. Puesto que no existía una muestra patrón del fallecido o de descendientes suyos, la clave para la identificación la tuvo la cojera que padecía el escritor.

De finales del renacimiento, destaca el púlpito plateresco, obra de mármol del siglo XVI, obra de Francisco de Luna.

En el siglo XVII siguiendo la moda de planta de cruz latina, impuesta por el espíritu de la contrarreforma, se añadieron las dos capillas laterales: La de la izquierda es la del Santísimo (1670), cuya bóveda presenta una espléndida decoración de yeserías barrocas con pinturas al fresco recientes. 

Se completa con un retablo barroco dedicado a Santo Tomás de Villanueva, patrón de la ciudad.

La de la derecha es la de Santo Tomás (1668), que da acceso a la Sacristía, y está decorada con Apostolado en la bóveda y con un programa iconográfico de evangelistas en las pechinas.

​En 1954 se descubrió, bajo la Sala Capitular, una cripta de gran interés datada en 1646, realizada en honor de Santo Tomás.

Presenta un pequeño retablo pétreo que representa al Santo repartiendo limosna a los más necesitados.

Dentro del templo también es visitable el museo parroquial, con dos salas de exposiciones permanentes. En una se exhiben los mantos de Nuestra Señora de la Antigua, junto con otros objetos y reliquias de interés, y la otra alberga relevantes tallas, reliquias parroquiales, archivos históricos y vestimenta sacerdotal.

A los pies de la nave central, vigila el templo un colosal órgano romántico de la época victoriana, obra de Henry Speechly. Tras más de un siglo desde su primera instalación en la Exposición de París de 1889, esta joya del siglo XIX, única en España, ha sido reubicada recientemente.

Concluimos nuestro fascinante recorrido explorando el embrujo de Villanueva de los Infantes, la cautivadora joya del Campo de Montiel, pintoresco rincón, cuna del Quijote para algunos y morada final de Quevedo, con sus calles impregnadas de historia y su arquitectura única que te transportará en el tiempo. Vive la magia de sus festividades, participa en sus arraigadas tradiciones y deleita tus sentidos con su exquisita gastronomía. ¡Acércate a vivir la experiencia y deja que esta joya te conquiste con su encanto inigualable, como hicimos nosotros!