ATIENZA

 

Atienza, que tiene el título de villa y gozó de una notable importancia durante la Edad Media, es Conjunto Histórico Artístico y también forma parte de los pueblos más bonitos de España. Por ello, en nuestro recorrido por la provincia de Guadalajara, quisimos acercarnos a conocerla.

Comenzamos nuestra visita, accesible a personas con movilidad reducida, desde el Convento Santa Ana (s. XVIII), transformado en un hotel, donde nos alojamos.


Desde allí nos adentramos en su entramado de calles empedradas siguiendo la Calle Real, en la que destaca el campanario de una iglesia. Señalar, que la localidad llegó a tener en el pasado hasta catorce iglesias, de las que la actualidad quedan en diverso estado de conservación, siete iglesias y tres ermitas.


De ellas la primera que nos topamos es la iglesia de San Gil , que solamente conserva de su primitiva obra románica del siglo XII, el ábside semicircular. El resto del templo es renacentista, del siglo XVI.




En el interior destaca el artesonado mudéjar y se puede rastrear otro interesante resto románico: unos capiteles antropomorfos en los que se distinguen un ángel y un rostro con rasgos negroides con unos seres maléficos susurrándole al oído, una representación medieval del enfrentamiento entre el bien y el mal. La iglesia también acoge una pila bautismal románica facturada por los mismos maestros canteros que en San Bartolomé y la Santísima Trinidad, ambas en Atienza. 



Hoy alberga un Museo de Arte Sacro, entre las que destacan el Cristo yacente, la Virgen del Rosario y las tablas de los Profetas y las Sibilas. Además, acoge unas interesantes colecciones de orfebrería, arqueología y mineralogía.

En su casco urbano se refleja el gran esplendor que llego a tener la Villa, observando regias casonas, algunas con los escudos de familias nobiliarias asentadas en otras épocas en Atienza.




También la Fuente del Tío Vitoriano nos muestra un antiguo escudo de la Villa. En ella, además observamos el símbolo del Camino de Santiago, pues Atienza forma parte de una de las rutas de este, concretamente la que viene del Levante, conocida como Ruta de la Lana. De igual manera, forma parte del Camino del Cid, una ruta que une los puntos del recorrido del legendario héroe castellano en su destierro, existiendo en sus inmediaciones un Hito Cidiano.

La localidad es también el inicio por el norte del Tramo 10 de la Ruta de Don Quijote, con motivo de lo cual existe en la falda del monte del castillo un área recreativa propia de esta ruta ecoturística estando el camino en dirección  a Valdelcubo y Sigüenza señalizado mediante balizas y paneles informativos, como el que vemos en la esquina de la puerta de esta vieja cerrajería.

Cerca ya del centro urbano se conserva la Posada del Cordón, un antiguo caserón del S.XV en el que destaca el cordón que le da nombre rodeando el pórtico y un ventanal gótico en la fachada. En la actualidad, además de oficina de turismo, es la sede del Centro de Interpretación de la Cultura Tradicional de la Provincia de Guadalajara, con más de 600 piezas de gran valor etnográfico.


Así llegamos a la plaza de España, una de las dos plazas más importantes y vividas de la Villa, ambas bellamente asoportaladas y en torno a las cuales se alzan bellos conjuntos arquitectónicos. Entre otros destacan: la fuente de los delfines del siglo XVIII; el Ayuntamiento y la casa natal de Juan Bravo noble castellano conocido por su participación en la Guerra de las Comunidades de Castilla.





Traspasamos el Arco de San Juan o de Arrebatacapas, soberbia reliquia del primer lienzo de la muralla de la villa. Su nombre anecdótico de “Arrebatacapas” se debe al hecho de que el aire que les daba de cara a los cofrades de La Caballada al atravesarlo, hacía que sus capas se cayeran al suelo.


Entramos por él a la Plaza del Trigo, del Mercado, o de Don Bruno Pascual Ruilópez, magnífico ejemplo de plaza castellana y una de las más bellas plazas de Castilla.

Sus casas reflejan la arquitectura propia de la villa, con fachadas enfoscadas de cal, con las vigas y los pilares vistos, y todas ellas con soportales.

De entre todas destacan la antigua Casa del Cabildo y la casa del balcón de esquina.



En uno de sus flancos se alza la majestuosa Iglesia de San Juan del Mercado, dedicada a San Juan Bautista, la más monumental de las iglesias atencinas. Construida en el siglo XVI sobre los restos de una primitiva iglesia románica, es de estilo plenamente renacentista, tanto interior como exteriormente. Es el centro de todos los actos de la Semana Santa atencina. En su interior se conservan los famosos faroles policromados que salen en procesión portados por los atencinos los días de viernes Santo y viernes de Dolores. En Navidad se expone un belén en el que está representada Atienza.

En sus muros disfrutamos de una exposición fotográfica sobre la Caballada de Atienza, una fiesta declarada de Interés Turístico Provincial, Regional y Nacional,​ y una de las celebraciones más antiguas de España. Los protagonistas de dicha celebración son los miembros de la Cofradía de la Santísima Trinidad, una de las agrupaciones castellanas más antigua documentada.





La fiesta conmemora un hecho histórico ocurrido hace más de 850 años, en 1162, cuando Alfonso VIII, siendo aún un niño, era rey de Castilla y su tío, Fernando II de León, presionaba política y militarmente aprovechándose de la situación de minoría de edad de Alfonso y hacerse con la corona castellana. Las familias nobiliarias más importantes de la época, la de los Lara y la de los Castro, prestaban su apoyo de manera enfrentada a la causa de Alfonso (los Lara) y a la causa leonesa (los Castro). La primera de ellas condujo al joven rey castellano hasta Atienza y le resguardó tras sus murallas. Las tropas pro-leonesas sometieron entonces a la villa a un asedio, que se prolongó en el tiempo, hasta que la mañana de Pentecostés de 1162, la cofradía de arrieros existente entonces en Atienza ideó una estratagema para solucionar la situación: pidieron permiso para atravesar el asedio simulando realizar una romería a la cercana ermita de la Virgen de la Estrella y aquello sirvió de distracción a las tropas leonesas. Mientras tanto, las caballerías más veloces condujeron al rey niño hasta Ávila. De esta manera Alfonso VIII pudo conservar la corona castellana independiente de la de León.

Continuamos nuestro paseo por la calle Cervantes, antiguamente llamada «de la Zapatería». Es la calle más importante dentro de su casco histórico, con multitud de casas de época con escudos blasonados.






Sobresale de todas ellas esta, con su arco conopial en lo portada y sus balcones y ventanas ricamente decoradas.



Al final de la calle Cervantes nos topamos con la iglesia de la Santísima Trinidad, primitivamente románica (siglo XIII). 

De esa etapa sólo se conserva su magnífico y delicado ábside semicircular, de influencia segoviana. Éste cuenta con tres ventanales con arcos de medio punto sostenidos por bellos capiteles con motivos vegetales. Destaca también las ménsulas en las que todavía pueden adivinarse las tallas de algunas cabezas burlonas.






El resto de la iglesia se compone de una amalgama de estilos: la bóveda es gótica, el pórtico sur de entrada es renacentista y en la decoración de los retablos predomina el barroco.


Hoy es sede del tercero de los museos en abrirse en Atienza, a principios del siglo XXI. En su interior se puede contemplar una magnífica exposición de arte religioso. Destacan la capilla de la Inmaculada Concepción, de estilo rococó, la cual fue donada a la villa por Felipe V en atención a la hospitalidad de Atienza para con el rey durante la guerra de sucesión; el retablo mayor, decorado con lienzos de Matías de Torres; un curioso catafalco del siglo XVI; y dos espectaculares cristos: el Cristo del Perdón, de Luis Salvador Carmona, y el Cristo de los Cuatro Clavos, tardorrománico. Además, el museo aloja una sección dedicada a La Caballada, donde se pueden conocer muchos de los detalles de la centenaria cofradía: su bandera, su indumentaria, fotos en donde se describe la fiesta y varios documentos históricos, de entre los que destacan las Ordenanzas, un pergamino del siglo XII en el cual se describen los usos y costumbres que los hermanos de la cofradía de arrieros (primitiva denominación de la hoy cofradía de La Caballada) debían cumplir.

Desde aquí, parte el camino que sube al castillo de Atienza, sin duda, el monumento más representativo de Atienza. Situado en la parte más alta del pueblo, es nombrado en El Cantar de Mío Cid, refiriéndose a él como «peña muy fuerte». Utilizado por los celtíberos y luego por los árabes que construyeron una fuerte alcazaba, fue reformado por los cristianos tras la Reconquista.



Cae la noche y después de cenar nos volvimos al hotel a descansar, sabedores de que todavía nos quedaban muchos monumentos y todos sus interesantes museos por conocer, pero el viaje continuaba. Así también dejamos la puerta abierta para otra visita. 




TODA LA INFORMACIÓN APORTADA EN ESTA PUBLICACIÓN, HA  SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:

https://es.wikipedia.org/wiki/Atienza

https://www.lospueblosmasbonitosdeespana.org/castilla-la-mancha/atienza

https://turismoatienza.es/quever/iglesia-san-juan/

https://turismoatienza.es/fiestas/la-caballada/

https://turismoatienza.es/quever/museo-la-trinidad/

https://turismoatienza.es/quever/castillo/

https://www.caminodelcid.org/servicios/abside-de-la-iglesia-de-san-gil-en-atienza-1884624/

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